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martes, 6 de enero de 2009

DISCIPULADO Y EL REINO DE DIOS


Lucas 1: 14. (Domingo 9 de Julio de 2006)

Una vez más en El Salvador, se realiza un deslave donde pierden la vida 2 personas, esto en el Departamento de La Paz. Sobrevienen las preguntas acerca de cómo es abordado el tema de la gestión de riesgo en El Salvador.

La iglesia, por su parte, sigue avanzando, hablando sobre discipulado lo que me provoca algunas reacciones en cuanto a lo que significa ser un discípulo de Jesús en una realidad como la nuestra.

¿Cómo entiende Jesús las problemáticas humanas? ¿Cómo puedo tratar de hacer la voluntad de Dios en medio de un mundo como este? ¿Tiene sentido apartarse de la brújula del mundo actual para enrumbarse hacia una ética diferente inspirada en los valores del Reino de Dios? ¿Acaso no es algo demasiado riesgoso? Y finalmente la pregunta palpitante: ¿Estoy realmente interesado en ser parte de un proyecto de discípulos y discípulas de Jesús?

El texto de Marcos 1: 14-15 nos ofrece algunas señales que pueden orientar nuestra reflexión.

Juan, por ejemplo, es encarcelado por ser diferente del mundo en el cual vivía y por anunciar la llegada de un reino distinto al vigente. Es en ese marco en que aparece Jesús, como bien lo indica el Escritor bíblico, predicando el evangelio del Reino de Dios. Aquí nace la primera reflexión de interés para un discípulo de Cristo: Jesús, ni se predica a si mismo, ni predica algún otro mensaje que no tenga que ver con el Reino de Dios. Se debe subrayar que en el texto bíblico la expresión Reino de Dios es una de las más abundantes incluso en el nuevo testamento, por sobre otra terminología subsidiaria.

Era complicado pararse en una situación como la que se vivía en la época de Jesús, especialmente a anunciar un Reino. El Reino vigente era Roma, aún Palestina estaba regida por el imperio, anunciar otro Reino era casi una sublevación. Por supuesto que, dado los antecedentes de la cultura judía, los romanos comprendían que ese Reino anunciado tenía una dimensión espiritual y/o religioso, por lo menos así era percibido y que por lo mismo no tenía las más mínimas implicaciones prácticas que pusieran en peligro el dominio romano con lo cual podían estar tranquilos permitiendoles a un grupo de religiosos anunciar su Reinito. Por supuesto, amplios sectores de los judíos tenían otra forma de asumir ese mensaje, algunos, posteriormente, esperarían de Jesús, el libertador.

Luego, un Reino cuya propiedad era atribuida a Dios era otra connotación significativa, debido a que a través de todas las culturas y especialmente entre los judíos, el valor de la deidad representaba un elemento fundamental, no solo para su fe, sino además para su conformación y funcionamiento como estado, podría decirse que aún a la fecha.
Jesús es el vocero del Reino de Dios y llama a un grupo de personas, mas adelante en este texto se señala a algunos como los hijos de Zebedeo, para formar parte de ese Reino. Podríamos afirmar que es una de las primeras acciones de reclutamiento de fe que se registra en los evangelios.

Entonces, el anuncio de Jesús es el Reino, con claridad, sin ambages, el discípulo suyo en aquel momento había de profundizar en las implicaciones que representaba ese Reino. Jesús emplearía gran parte de su enseñanza a clarificar la dimensión que tenía ese mensaje, el anuncio del Reino; el sermón del monte y muchas otras parábolas servirían para que Jesús, con fino detalle, expusiera ese mensaje de forma amplia.
Entonces, en la actualidad, cualquier esquema de discipulado y cualquier aspirante a seguidor de Jesús debería poner atención en ese mensaje del Reino de Dios presentado por Jesús y su base de fe debería estar en gran medida orientada desde ese enfoque.

Ahí podría estar la clave para entender como funciona el plan de Dios expresado y modelo por Cristo. Su vida es un reflejo de la presencia de ese Reino, los valores fueron modelados de forma metódica por El a sus discípulos y a los que compartieron con El. El énfasis de todo proceso de discipulado, entonces, tendrá mayor sentido si encuentra en el Reino de Dios, propuesto por Jesús, un sólido respaldo y se distancia de procesos de adoctrinamiento que se detienen en los ramajes sin alcanzar a abordar la realidad del discipulado desde la raiz del mensaje de Cristo Jesús.

Que en otras culturas cuando hablan de discipulado su interés se oriente en áreas como la doctrina, la apologética, incluso en la escatología, es casi normal; sus problemáticas son diferentes a las nuestras. En nuestra realidad, en la cual la violencia ha rebasado las 12 muertes al día en los últimos meses, un modelo de discipulado debe responder hacia algunos énfasis propios del entorno que nos rodea.

De ahí que algunos énfasis de un enfoque o modelo de discipulado en nuestra sociedad actualmente podrían ser:

Cuidado mutuo
Cultura de paz
Transformación de Conflictos
Enriquecimiento Familiar
Entre otros.

Esto, a la luz de los últimos acontecimientos en nuestro país nos provoca reflexiones.
De ahí la responsabilidad del ciudadano Presidente y de los ciudadanos diputados quienes deben asumir una postura de liderazgo responsable en nuestra nación, siendo voceros de reconciliación antes que militantes de sus propias banderas ideológicas. Lo que está en juego es la sangre, es la vida de personas, de familias que son abruptamente cortadas, es la vida abundante de la que Jesús nos enseñó la que se pone en riesgo.

Al ser meticulosos en el análisis de responsabilidades nos damos cuenta que todos somos responsables, el que habla, el que calla, el que hace, el que deja hacer, el que crea las condiciones a manera de caldo de cultivo para estas problemáticas y, por supuesto, la iglesia.

Las iglesias no podemos caer en esa trampa, el costo de la vida sigue su alza, los servicios básicos cada vez cuestan más, la dolarización no termina de resolver el problema económico, seguimos dependiendo, aun sin saberlo, del éxodo diario de compatriotas hacia el exterior, ¿de que nos enorgullecemos como país? ¿De los enormes centros comerciales a donde van a parar las remesas en un irremediable círculo de consumo que frena el desarrollo de muchas familias? Por otra parte hay que hacer una clara denuncia de los medios de comunicación en nuestro país que violan las normas básicas de información, haciendo uso de visiones parciales de la realidad, sorprendiendo con información a medias a la población.

Debemos orar para que Dios nos permita discernir que no todo lo que se nos presenta es la verdad y muchas veces se abusa de la verdad.

Y sin embargo, nuestro anuncio, como hijos e hijas de Dios, discipulos y discipulas de Jesús va más allá de las arengas, anunciamos un reino que se construye día a día por medio de la vivencia de cada uno y cada una, cuando, inspirados por el Espíritu Santo, decidimos ofrecer la vida como Cristo lo hizo en actitud de amor y compasión los unos por los otros.
Conviene estar claros de que el mundo se transforma con el esfuerzo diligente y a la vez valiente de hombres y mujeres que deciden caminar inspirados en el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo y por la presencia del Santo Espíritu. Pensemos, por ejemplo, en brigadas o grupos o comités o redes comunitarias de discipulado que se juntan para aprender de la palabra de Dios y a la vez de leer el texto bíblico, orar, compartir la liturgia se organizan para el autocuidado mutuo, la atención a la niñez, adolescencia y juventud, la prevención de la violencia, juvenil e intrafamiliar, para la implementación de iniciativas productivas, de comercialización, para ayudar al que lo necesita: eso es ser una comunidad de discipulos y discipulas que modela el reino de Dios, abandona el individualismo, incluso en el plano de la fe, ese ejercicio de Dios y yo y hasta ahí, para reconocer al Dios que se mueve entre su pueblo como comunidad de fe. Es dificil porque hemos, y seguimos, siendo formados en una mentalidad altamente individualista, incluso hasta egoísta, que nos sume en prácticas de intolerancia religiosa, de exclusivismo, algunos, incluso, están convencidos que solo en su iglesia se hacen milagros y lo enseñan a la luz de las Escrituras, claramente manipuladas por la doctrina.

Entonces el discipulado implica una lucha. Lucha contra nosotros mismos y nuestros hábitos, costumbres, visión de la vida y la propuesta del evangelio. De ahí el papel fundamental de la palabra de Dios. Que hay visiones proféticas, que hay manifestaciones supranaturales, pero la reflexión debiera ser: ¿qué dice el texto bíblico?, no debiera haber contradicción entre estos, ya que no existe otro evangelio, y la palabra es clara al enviarnos a predicar el evangelio de Jesús: El Reino de Dios.

En la familia, asumiendo un modelaje diligente, que no siempre es fácil, pero no podemos renunciar al llamado. Reconociendo el enorme valor que representa un núcleo fundamental de personas unidas por vínculos elementales de afecto, de dependencia mutua; dicho de otra manera, ese es el espacio donde podemos desarrollarnos mejor. Entonces, a la vez que somos padres y proveemos del sustento, techo, vestido, debe haber un profundo interés por transmitir un sólido sistema de valores y creencias, y la mejor manera de transmitirlo es modelarlo.

Pero también implica una lucha contra los antivalores de este mundo, que no solo se mueven en el plano de la moral; no solo se trata de asumir una pose moral contra el homosexualismo, contra el aborto entre otras banderas morales, sino, además debemos reaccionar con claridad ética frente a aquellos que nos distraen del Reino haciendonos creer que las luces, que el glamour, que las poses son las señales de Dios, El es muy claro en su palabra, Hacer justicia, misericordia y ser humilde ante El son señales claras de su presencia.

CRISTO TE NECESITA PAR QUE SEAS DISCIPULO Y DISCIPULES A OTRO.
El llamado es ahora… ¿Estás dispuesto?

Que la fe no sea solo un paleativo para irla pasando; como el mundial, como los talkshows, como la novela; un dulcito para entretenerse entre discusiones acerca de si las mujeres deben o no usar pantalón, si la salvación se pierde o no, entre otras polémicas. Que la fe cristiana sea la mejor base de creencias para transformar, nuestras vidas, nuestras familias, nuestras ciudades sobre la base de los valores del Reino de Dios cuyo máximo ejemplo descansa en nuestro Señor y salvador Jesucristo.

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