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Ministerios Integrales

sábado, 17 de enero de 2009

Una Respuesta Pastoral al VIH y Sida

lunes, 12 de enero de 2009

HASTA LAS ÚLTIMAS CONSECUENCIAS


Génesis 37:12-28

Una de las historias más conmovedoras de la Biblia es la historia de José en el libro de Génesis. Está cargada de toda la emotividad que puede contener una historia de martirio. Podríamos decir que no cualquier forma de martirio, sino aquella que proviene del seno de la misma familia. La historia de José es la historia de un joven que había crecido bajo el amparo de su padre, disfrutando los placeres de saberse profundamente amado por su progenitor.

Un hijo amado, nos dice la Biblia. Tan amado por su padre, que eso mismo provocó la ira de sus hermanos. Esas muestras tan evidentes de un cariño por sobre lo normal lo llevaron a una sensación de seguridad, la cual daba a conocer de la forma más espontánea, sin reparo alguno para con sus hermanos, sin prever si quiera el escenario que vendría sobre sí.

Fueron sus hermanos quienes, movidos por sentimientos instalados de envidia por el amor del padre, confabularon para planear la muerte del joven José. Un leve gesto de misericordia los llevó a optar por venderlo, evitando de esa manera manchar sus manos con la sangre de su hermano.

Fueron años difíciles recodando aquella escena dolorosa. Fueron muchos años añorando aquel regazo del padre que le amaba entrañablemente. Fueron años en que pudo haberse preguntado: Dios, ¿Por qué permitiste que ocurriera aquella situación. ¿Por qué permitiste que en el corazón de mis hermanos se instalara semejante sentimiento de odio?

¿Cómo fueron capaces de llegar a concretar ese malestar al punto de buscar la muerte y en su defecto decidieran deshacerse de él exponiéndole a imprevisibles riesgos en la soledad de la lejanía en tierra ajena, sin el beneficio de la familia que hasta ese momento le había dado la seguridad necesaria?

Ese es el marco para una reflexión sobre la intervención de Dios en nuestras vidas en momentos de angustia. La travesía de José se fue desarrollando casi como en estaciones, en cada una de las paradas parecía inevitable el aparecimiento de Dios como el superhéroe que cambiara el martirio de aquel joven ejemplar, de quien podíamos decir que no merecía sufrir esa condición a la que había sido expuesto. Si embargo Dios no aparecía, y si aparecía no lo hacía con la contundencia que meritaba la situación, sino que seguía, en apariencia, haciéndose esperar como si el sufrimiento de José fuere insuficiente para mover la providencia del creador.

Pero eso es, precisamente, lo que conviene revisar con detenimiento.

Dios no fue quien entregó a José, fueron sus hermanos, Dios no tentó a José, lo tentó la esposa del Botifar, Dios no envió a José a la cárcel fue el Botifar.

Es decir, Dios no es quien provoca el mal en la vida de las personas, sino que son decisiones que provienen de corazones que se llenan de sentimientos alejados de la voluntad de El. Dios, en cambio, permite el martirio. El de José y el de muchos otros grandes hombres y mujeres de la Biblia, Esteban, y otra serie de grandes siervos y siervas suyos y suyas.

Pero ¿Por qué? En realidad no es una pregunta sencilla, y nunca lo ha sido. ¿Por que mueren grandes siervos y siervas suyos y suyas en condiciones lamentables?. Creo que el propósito de esta reflexión dista mucho de tratar de responder a esa pregunta, lás bien, apenas quisiera situar algunas líneas de argumentación como las siguientes:

Dios ha dado libre albedrío al hombre y a la mujer en relación, específicamente, con la administración de nuestra vida. Lo primero que gerenciamos es nuestra propia vida.
Pero, además, Dios nos ha dado la posibilidad de gerenciar algunos otros aspectos como la familia, y por qué no mencionar, la creación; en ocasiones, ese gerenciamiento mal implementado provoca desastres de diferente índole. Es importante mencionar que no siempre los que sufren las consecuencias de esa mala administración, son exactamente quienes la provocaron.
Es el caso de José. Su corazón no era malo, el de sus hermanos sí, sin embargo la víctima de las actuaciones de sus hermanos fue precisamente quien no era el indicado.

¿Quién es el que se equivoca? ¿Acaso Dios? Permitame sugerir que no.

Esa es la enorme correlación que tiene la existencia humana. Nuestros actos afectan a todo lo creado aunque no lo notemos. La sobreprotección por parte de Jacob redundó en la envidia de los hermanos de José hacia El.

José fue la víctima. Los homicidas de Esteban, lo apedrearon por ser el portador del mensaje exhortador que Dios tenía para los judíos, en fin; es probable que algunas veces, sea difícil entender esto, y por tanto explicarlo, pero, en resumen, Dios aún interviene en medio de la angustia creada para acompañar el dolor y el sufrimiento de las víctimas. Dios siempre estará del lado de las víctimas.

Algunas veces, su acompañamiento va a consistir en dar la fortaleza a los y las que sufren para atravesar el dolor y la angustia aunque no redunde en la omisión del dolor que se sufre. Entenderemos esta condición como el martirio. Fue el caso de José en la cárcel, el de Daniel en el foso de los leones, de Esteban en su apedreamiento y de tantos y tantas otros y otras mártires. Lo cierto que esa fidelidad mostrada por aquellos que de corazón deciden entregarse a Dios hasta las últimas consecuencias, nunca será tomada en vano por el creador, más bien se invierte en símbolo irresistible y contundente de entrega, convicción y ánimo que desafía al resto de seguidores de Dios para hacer lo mismo.

Además en Hebreos 6: 10 se nos declara que Dios no es injusto para olvidarse de las obras y del amor,que para su gloria, ustedes han mostrado..” que, aunque se expresa en otro marco, nos ilustra de la actitud de Dios hacia la compensación a quienes les sirven con todo el compromiso requerido. Prueba de ello, fue la retribución para José. En el caso de Esteban la historia es un tanto diferente, sin embargo, el legado de martirio dejado por Esteban y recogido por el escritor bíblico nos sigue mostrando un estándar, nada sencillo, para alcanzar y que fue un catalizador de la acción evangelizadora de la iglesia apostólica.

El desafío es claro, Dios busca gente que le adore en Espíritu y en verdad, esto es una clara referencia al ánimo con que se debe ofrecer una entrega a Dios; con el compromiso firme que nos permita nunca desfallecer aun en las más difíciles condiciones.

Loor a Dios por quienes nos dan ejemplo de esa entrega y sigamos con entusiasmo su ejemplo de compromiso con Dios, su Reino y para con su Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

LA ESCUELA DE DIOS. Efesios 4:13


Empezar un año, en alguna medida es como nacer a un nuevo período de nuestra propia historia, personal, familiar y comunitaria. Asoman a nuestro camino nuevos retos y desafíos heredados de periodos anteriores. Es difícil afirmar, con certeza, cuál será la sazón de estos nuevos tiempos; por supuesto, queremos augurar los mejores tiempos, pero al igual que en períodos anteriores estamos conscientes que la historia tiene momentos pintados con diferentes matices.
Quizás uno de los mejores ejemplos para ilustrar esta situación son las comunidades de la iglesia primitiva. Si tuviéramos que presentar la actitud del pueblo de Dios en este período de la historia tendríamos que decir que uno de los momentos que abren el Nuevo Testamento es el proceso de transición espiritual que se origina a partir del nacimiento de Jesús. Uno de los personajes que representa bien esa coyuntura es Juan el Bautista, quien enfrenta todas las expectativas de proclamarse como el mesías anunciado, pero quien con toda la humildad manifiesta con contundencia: No lo soy.
Posteriormente, el apogeo del ministerio de Jesús acompañado de señales del Reino y la enseñanza de un nuevo modelo de humanidad, vendría a ser una transición entre una sociedad en decadencia a una humanidad en esperanza. Jesús representa durante su ministerio terrenal la mayor experiencia de esperanza; en medio de la muerte hay vida, en medio de la enfermedad hay salud, en medio de la tormenta hay paz. En medio de la imperfección humana, está lo divino del Espíritu de Dios depositado a los hombres.
El tercer gran momento de la iglesia primitiva viene a ser la experiencia de los discípulos de Cristo. Personas inseguras, viviendo a la orilla de la historia, viendo pasar la vida desde el palco. De pronto, mediante un encuentro personal con Cristo, son transformados, por medio de un proceso sin precedentes, hacia un grupo de visionarios, de transformadores, de gente con la mejor actitud de la historia, capaces de dar vida a un proyecto cuyas bases serían el cimiento de la más grande de las instituciones de la historia, que aún, a la fecha, sigue siendo la esperanza de la humanidad. La iglesia es el Reino de Dios presente entre los hombres, Cristo es su cabeza, los hombres somos instrumentos de ese Reino.
Quizá la mejor forma de definir la vida sería como un eterno proceso. Un sistema interminable de experiencias de aprendizajes y sobre todas ellas un maestro que conoce a sus discípulos mejor que nosotros mismos, porque es el fabricante. Pablo, el apóstol misionero, se definió como un hombre en eterno proceso de transición. No que lo haya alcanzado ya.. afirma… pero prosigo a la meta. Los cristianos y cristianas somos hombres y mujeres en transición hasta alcanzar la estatura de Cristo. La vida es el aula de Dios donde nos enseña las más grandes verdades espirituales las cuales van a prepararnos para su Reino eterno. Un año es un proceso, la vida es el escenario completo. Los años pasan, y la vida se va como el viento, afirma el himnólogo. Lo más importante es ser sensibles a esos procesos en los que Dios va a mostrarnos cosas muy especiales y que serán determinantes en nuestra formación como hijos e hijas de Dios. Solo hará falta la disposición, de manera que, sea con lágrimas o con sonrisas, el Dios de la historia nos muestra su Reino eterno cada vez con mayor claridad en la medida en que nuestros ojos espirituales se abren a esa experiencia, día a día, mes a mes, año con año. Ese proceso demandará disposición y compromiso, elementos que conforman la vocación y que hacen la diferencia entre el éxito y el fracaso en todos los procesos.

CRECIMIENTO ESPIRITUAL A TRAVES DE DISCERNIR LA VOLUNTAD DE DIOS


Mucho se ha hablado de la importancia que tienen los propósitos y aún los objetivos para la vida. Además, se han desarrollado sistemas detallados para ayudar a las personas e, incluso, a las iglesias a encontrar el propósito para su existencia y su razón de ser. Sin embargo, muy poco se ha desarrollado la destreza para la toma de decisiones. En ello, puede concentrarse un buen porcentaje del éxito de nuestros planes; en la habilidad que adquirimos para la toma de decisiones; más aún, la habilidad de encontrar la voluntad de Dios para las decisiones que debemos tomar en la vida. A ello, le vamos a denominar discernimiento.

En la cronología de eventos narrados entre los capítulos del 10 al 15 del 1er. Libro de Crónicas, encontramos una muy interesante relación de sucesos que requieren de una absoluta dependencia de Dios para el discernimiento y la toma de decisiones. Debemos, para empezar, admitir que este lapso en la historia de Israel es un período de transición que va a ser fundamental por las implicaciones de cada uno de los eventos narrados. El Capítulo 10, en sus versículos del 2 al 6, menciona la muerte de los hijos de Saúl, entre ellos, el amigo entrañable de David y sucesor del trono, Jonatán, así como el suicidio del mismo rey Saúl. El texto, en el versículo 14 del mismo capítulo se encarga de explicar que toda esa serie de derrotas de la primera monarquía de Israel estuvo basada en el hecho de que Saúl, no consultó a Dios. (VRV). También, se retrata la actitud triunfalista y provocadora de los filisteos ante las aparentes victorias alcanzadas contra Israel; en el versículo 9, se menciona que mandaron mensajeros con las cabezas de Saúl y de sus hijos para anunciar su dominio sobre el pueblo de Israel.

En ese marco, el pueblo de Israel comienza a reunirse alrededor de su nuevo líder, David, a quien, sin lugar a dudas, reconocen y ungen como su nuevo rey. Del mismo modo, en esa transición, David conquista Jerusalem, aún contra la oposición de los Jebuseos y la convierte en la ciudad de David. También, aparece, la emblemática figura del capitán Joab, quien va a convertirse en un apoyo clave para todo el reinado de David, en momentos de conquista y en momentos de dificultad. El versículo 9 del capítulo 11, declara que David se engrandecía y que Dios estaba con él. 8 (VRV).

Muchos hombres diestros con el escudo y la lanza se juntaban para apoyar al nuevo rey David, el capítulo 12 se encarga de recoger, con detalles, ese momento. Se habla de hombres valientes, de algunos de ellos se detallan las hazañas; también, se declaran grandes cantidades de personas. El versículo 22, dice que cada día venía ayuda a David hasta hacerse un gran ejército como ejército de Dios. De ese grupo selecto, destaca uno en particular, en el versículo 32, los cuales eran los hijos de Isacar, quienes eran alrededor de doscientos, pero, además, eran entendidos en los tiempos y que sabían lo que Israel debía hacer cuyo dicho seguían todos.

En esa coyuntura, David convoca al pueblo como rey, y decide traer el arca para garantizarse el respaldo de Dios, sin embargo, en el Capítulo 13, versículo 10, ocurre un hecho que bien pudo haber llevado a David a dudar del acompañamiento de Dios, incluso, David, se molesta con Dios bautizando aquel lugar como Pérez Uza, sin embargo, la palabra declara que David tuvo temor de Dios.

Estaría de más apelar al proverbio que declara: que el principio de la sabiduría es el temor de Jehova, lo cierto es que, a partir del capítulo 14, David comienza a experimentar un profundo respaldo de Dios, manifestado en el apoyo enviado por el rey Hiram de Tiro. Por supuesto, los filisteos, al escuchar que David había sido ungido como rey de Israel,subieron en su contra. Es entonces, que David consulta a Dios, como nos explica el capítulo 14, versículo 10, y Dios le dice, yo los entregaré en tu mano. (VRV), y ciertamente los filisteos fueron derrotados esa ocasión, en el versículo 13, se nos narra, que volvieron a levantarse contra David, y David volvió a consultar a Dios, esta vez, Dios le declara una estrategia y nuevamente derrotó a los filisteos, alcanzando, de esta manera, una gran fama la cual se extendió por todas las tierras y Jehova puso el temor de David sobre todas las naciones. (VRV). Esta transición, podríamos cerrarla con los eventos que se narran en los capítulos 15 y 16 donde se describe la nueva estrategia que David usaría para el traslado del arca, esta vez, tomando en cuenta, una nueva forma de hacer las cosas, más apegada a lo que Dios podría desear o podríamos decir: conforme a la palabra de Jehova (VRV) hasta llegar al capítulo 17 donde Dios renueva su pacto con el pueblo de Israel a través del rey David.

El diccionario, explica el término: discernimiento, con sinónimos como criterio, juicio, lucidez, raciocinio, sensatez, perspicacia, clarividencia, conocimiento, inteligencia, talento, cordura, acierto, asiento, cabeza, discresión, madurez, medida, mesura, prudencia, razón, reflexión, serenidad. Asimismo, enumera algunos antónimos como insensatez, imprudencia, desacierto, desatino, disparate, ligereza, irresponsabilidad, irreflexión y desmesura. Los eventos narrados en el pasaje bíblico, ciertamente, son un claro ejemplo de la necesidad de un profundo discernimiento para encontrar y hacer la voluntad de Dios. Viene a ser un proceso contínuo y decidido, una vocación constante. Entonces, ¿Cómo escoger entre dos o más alternativas apropiadas? ¿Qué criterios utilizar para saber si una decisión es la voluntad de Dios? Un criterio sería la vida de Jesús, preguntarnos ¿Qué haría El o cómo su vida y su práctica modelan nuestra conducta?. Un segundo criterio es la narrativa bíblica, es decir, la revelación de la voluntad y el proyecto de Dios. Lo que somos y lo que hacemos debe engranar con el carácter de Dios y con las acciones de Jesús, así como con los valores del Reino de Dios. A Dios lo escuchamos, tanto en el silencio expectante, como en el consenso deliberativo. El Espíritu Santo nos alienta, pero también nos critica y nos corrige. Por medio del discernimiento recibimos el aliento de su voz y la corrección de nuestros caminos.

Podemos enumerar algunas pautas recomendadas para mantener una actitud de discernimiento: 1. Mantener siempre una actitud de Devoción y fe, es decir, cultivar las disciplinas espirituales que animan nuestra identidad cristiana, la lectura bíblica, la oración, el servicio a Dios, congregarse, entre otras. 2. Ver, Juzgar y actuar, es decir, ver la realidad, juzgarla a la luz de la revelación de Dios y 3. Actitud de servicio, que nos permita estar siempre enfocados en la misión de Dios.

La Visión y el propósito, son importantes, pero, será fundamental desarrollar un discernimiento pleno y contínuo, como algunos autores lo han definido: discernir es entrar en crisis, o, discernir es un don del espíritu que nos permite decidir según Dios, o, discernir es sospechar que no todo es como parece a primera vista, para que de esta manera podamos encontrar el camino a que nuestras metas sean, verdaderamente, las metas de Dios.

Algunas preguntas claves para nuestra vida espiritual serían: ¿Qué es lo que quebranta el corazón de Dios? ¿Qué creemos que haría Dios en la situación actual? ¿Qué cosas nuevas espera Dios que hagamos? ¿Qué cosas no desea El que sigamos haciendo?

LA VISIÓN DE DIOS PARA LA HUMANIDAD


El mundo parece apartarse, cada vez más, de la visión con la que fue creado. Especies de animales se extinguen debido a que no encuentran un hábitat adecuado para su reproducción y sobrevivencia. Cualquiera puede preguntarse ¿será que en el diseño original del proyecto de creación no fueron contempladas las pautas necesarias para que todas las especies formaran parte de un sistema de vida en equilibrio continuo y permanente? Es difícil responder a esa pregunta, sin tratar de dar una solución superficial. Lo cierto es que a todas luces el proyecto de creación era hermoso, bueno… dijo Dios, el creador. De lo que se trata es que una especie parece haber alterado el proyecto del diseñador original. Esa especie es la humanidad.

Dios siempre ha tenido clara su visión para el mundo. Su mirada ha estado siempre en el tiempo eterno. El ha visto el principio y es el único capaz de ver el fin de los tiempos. Por ello, cuando vamos a hablar de visión, debemos poner atención en la experiencia de Dios, el único capaz de ver más allá de la apariencia presente de las cosas. Por eso, siempre su visión ha sido una visión de esperanza.

De ello, nos habla el profeta Isaías en el texto de Isaías capítulo 65 versículos del 17 en adelante. En esa porción de las escrituras, encontramos al pueblo de Dios, en uno de los momentos, en los cuales, a causa de su desobediencia al apartarse de la voluntad de su Dios, es víctima de toda clase de desaveniencias que lo llevan a uno de sus niveles más lamentables, la condición de esclavo de otra nación. Sometido a toda clase de humillaciones durante el proceso de conquista. Su ciudad principal destruida por los enemigos, la cabeza de su rey blandiendo al frente de un desfile lúgubre de hombres, mujeres, niños y niñas llevados con lujo de barbarie hacia un exilio doloroso, para iniciar una nueva etapa de su vida llena de angustia, despojados de toda dignidad y de su orgullo nacional y aún con su fe herida, al ver como el templo a su Dios es reducido a cenizas.

Este cuadro marca la identidad de una generación. Los hombres y mujeres, los niños y niñas que fueron testigos de aquella escena, difícilmente podrían borrar de sus mentes cada una de las imágenes escritas con el filo de la espada enemiga en lo más profundo de sus corazones. Soñarían con ello durante toda su vida, hablarían de aquellos momentos con la depresión propia de quien pierde la capacidad de creer, algunos morirían y serían enterrados indignamente en tierra extranjera. Sin templo, sin tierra, sin rey, era difícil, en apariencia, lograr que de aquel pueblo quedará alguna huella sobre la tierra que atestiguara, al menos, su existencia a los libros de historia.

Es a ese pueblo que escribe el profeta, es en ese marco, que, de forma casi atrevida, el profeta parece describir con lujo de detalles, la textura, el sabor y la fragancia del más exquisito manjar a un angustiado pueblo de hambrientos. Pero la intención del profeta no es, de ningún modo, ofender a sus compatriotas. Debemos partir del hecho de que los profetas tuvieron la capacidad de discernir la voluntad de Dios a través de los tiempos. Hacer suya la visión de Dios; ver, como en una especie de éxtasis, a través de los ojos de Dios. Por ello, el profeta extiende su mirada sobre el paisaje de restauración que Dios muestra a un pueblo en ruinas.

Dios ofrece recrear todas las cosas. El creador asume su estatura de diseñador y ofrece un boceto de cómo serán los nuevos tiempos que El ofrece a su pueblo. Eso es Isaías 65, la visión de Dios para un pueblo herido por la derrota. La visión recoge las más altas expectativas que mente alguna pueda imaginar. Cielos nuevos, tierra nueva….llenura de gozo y alegría para siempre…una Jerusalén feliz….no se volverá a oir más llanto, ni gritos de angustia…no habrá niño que muera a los pocos días…no llegar a los cien años será una maldición…sembrarán viñedos y comerán sus uvas… no sucederá que uno siembre y que otro coseche…disfrutarán el fruto de su trabajo…no trabajarán en vano…antes que me llamen, yo les responderé…el lobo y el cordero comerán juntos…el león comerá pasto, como el buey y la serpiente se alimentará de la tierra…no habrá quien haga ningún daño…a esta visión de Dios, algunos le han llamado el nuevo Exodo, es decir, una nueva fundación de la humanidad bajo el proyecto de Dios. Si tuviéramos que usar sinónimos para describir la visión, deberíamos usar palabras como equilibrio, armonía, justicia, consuelo, paz…entre algunos términos que pudieran resumir la perfecta visión usada por el profeta para presentar el plan de Dios, la visión de Dios para la humanidad.

Pero, si la Visión de Dios impacta el corazón humano, es decir, su capacidad de describir tanta perfección en medio de las más hostiles condiciones, hay que mencionar que toda visión solo puede ser posible en la medida en que una vida se levanta para hacer de esa visión su estandarte y se lanza tras la aventura de hacer realidad esa visión por medio de asumir una misión. Para el caso de la biblia, es Jesús quien hace suya la misión de Dios en Lucas 4: 18-19. Jesús hace una enumeración de las acciones que harán posible un reino donde el ideal de Dios sea posible; menciona acciones concretas…llevar la buena noticia a los pobres…anunciar libertad a los presos…dar vista a los ciegos…poner en libertad a los oprimidos…en resumen Jesús dice…anunciar el año agradable del Señor.

Dios le da una razón para vivir a un pueblo en severa depresión en el Antiguo Testamento; en el Nuevo Testamento, Jesús levanta la causa de hacer realidad el Reino de Dios en medio de la humanidad. La causa de Dios parece mantenerse a lo largo de los tiempos: Restauración, reconstrucción, renovación, restitución del género humano. Una humanidad que asuma su proyecto y disfrute de todos los beneficios que produce dejarse guíar por Dios. Tener un proyecto a largo plazo siempre será beneficioso, dará sentido a la existencia, permitirá enfocarse mejor en los resultados y sentará las bases de un mejor futuro para las nuevas generaciones.

El daño producido por generaciones de personas ha tenido como consecuencias, entre otras, el cambio climático, el calentamiento global, problemas que enfrenta, hoy en día, nuestra creación; a nivel doméstico, las actuaciones de padres siguen afectando a hijos e incluso a nietos, decisiones apresuradas y sin propósitos a largo plazo, llega un momento en que terminan generando consecuencias desastrosas.

Es importante reconocer que existe un proyecto para la humanidad. Una visión de restauración de la raza humana. Se encuentra en la biblia. Existen visiones, particulares, personales, familiares e incluso de naciones, pero todas debemos someterlas a la visión que Dios tiene para cada uno y cada una. Para ello, la guía del Espíritu Santo es fundamental. El discernimiento espiritual. Dios tiene una visión de esperanza para el desalentado, de triunfo para el que se percibe derrotado. El mundo se hunde cada día más en malestares sociales; familias se desintegran, hogares se destruyen, naciones se hunden en el caos, pero Dios tiene una visión de restauración. Es importante hacerla nuestra y dedicarnos, bajo el modelaje de Jesús, a hacerla realidad.

miércoles, 7 de enero de 2009

martes, 6 de enero de 2009

REFLEXIONES SOBRE MISIÓN, TEOLOGÍA E HISTORIA


¿Puede hacerse misión al margen de la historia?. La respuesta podría parecer obvia.

La Misión de la iglesia siempre será un tema de debate, especialmente en Latinoamérica o en las regiones donde se reflejan condiciones de vida tan difíciles como las de nuestras comunidades. A pesar del trabajo de un sin fin de organizaciones como Visión Mundial, Feed the Children, Orphan Helpers, Plan Internacional, Compasión Internacional, Red Viva, entre otra gran cantidad, es importante reconocer que todavía palpita en el ambiente cristiano la pregunta: Si Cristo estuviera entre nosotros, ¿Qué haría? ¿Dónde estaría? ¿Con quienes caminaría?, estaría en nuestros templos? o ¿huiría de ellos? ¿Quién debe asumir la transformación integral de la sociedad? ¿Quien representa al Reino? ¿Cómo lo representa?

Algunas ideas importantes en el proceso de reflexión son:

La conexión entre Iglesia y Reino de Dios. No siempre es lo mismo. ¿Qué opinan ustedes?
El modelo de Jesús. Su estilo profundamente profético… pero en serio¡¡¡
Algunas consideraciones históricas de donde derivan nuestros modelos teológicos actuales
Rey y Reino. Conclusión que nos demanda decisión.

Los resultados serán quienes responderán con mayor énfasis en cuanto a la conveniencia o no de dicha práctica.
Permítaseme afirmar que, algunas veces, la iglesia se ha visto en la tentación de anunciarse a si misma al momento de hacer la misión; sus capacidades, su oferta de servicio, su liderazgo, entre otras cosas. Otras veces, anuncia a Jesucristo divorciado del Reino de Dios. Esto a pesar de que el Reino de Dios es la propuesta del creador para la humanidad.

Es el anuncio más importante del Antiguo Testamento y es la proclama con la cual Jesús inicia su ministerio, según el evangelista Marcos.

Por supuesto, esto puede volverse un análisis que va acompañado por un sentimiento de incomodidad;es decir, hemos sido educados con un enfoque teológico que no siempre es el más bíblico, y, el solo hecho de hacer esa distinción ya es objeto de algún nivel de despojo de ciertos preceptos que hemos venido aceptando a lo largo de nuestra vida cristiana sin siquiera revisarlos.

En conclusión, el mensaje teológico no siempre es el mensaje bíblico.

Por ejemplo, Jesús se enfrenta a la religiosidad de su época lanzando las ventas de oráculos y objetos que estaban en las afueras del templo; afirma que la casa de Dios se había convertido en cueva de ladrones, es decir, toda la liturgia de aquella época iba acompañada de una serie de simbolismos que, por cierto, implicaban algún costo. El mismo Jesús, al ser presentado en el templo, fue ofrecido por sus padres mediante un sacrificio de apenas dos palominos; es decir la ofrenda más sencilla señalada en la ley judía para los más pobres; de ahí, que el simbolismo del pesebre debe mover nuestra atención, ya que no es casualidad que el Rey decida vestirse de pobreza y compartir las necesidades de sus semejantes.

El Antiguo Testamento, nos presenta ya al Dios de justicia, no al Dios de los reyes sino al Dios de los profetas, es importante notar como, posterior a la tradición davídica, la figura sobresaliente como voz de Dios son los profetas; ese profetismo expresado en gente como Amós nos explica como Dios es un Dios de Justicia. Es más, conforme a la lengua hebrea, Dios es justo, es decir, los conceptos abstractos no existen en el hebreo, sino más bien los concretos, sabemos de la Justicia porque Dios se nos presenta como Justo. En Míqueas 6:8 se nos habla de lo que es bueno y lo que pide Dios del hombre y se subraya que es hacer justicia, misericordia y ser humilde ante El. En Isaías, el profeta cuestiona el ayuno a Dios cuando va acompañado de la injusticia, y el profeta señala en nombre de Dios: no me gozaré en vuestros ayunos. Jesús, siendo advertido por algunos fariseos sobre el hecho de que el monarca Herodes quería apresarlo para matarlo, exclama con toda autoridad en relación con aquel gobernante: Díganle a esa Zorra, esto en una clara referencia al comportamiento del Rey. De ahí la actitud profética de Jesús. Un mesías que no se asocia con el poder público, que decide asumir el evangelio de la manera más radical.

Entonces, creo que las formas teológicas, son solo eso: formas de entender el mensaje de Jesús, en tanto tienen su base en la vida, el ministerio de Jesús, en sus enseñanzas y en la esperanza escatológica de su Reino; por supuesto, tienen algún nivel de verdad, pero, ningún teólogo, ni sistema teológico, alcanzará alguna vez la verdad absoluta, debemos ser muy sinceros en cuanto a nuestras expectativas al respecto.

Existen diferentes sistemas teológicos, el dispensacionalismo, la teología de la prosperidad, el movimiento carismático, e incluso hasta la nueva era que han pasado mayormente inadvertidas porque han gozado del visto bueno de los sectores más tradicionales de la iglesia y en ese sentido se ha permitido cierto espacio de difusión, por lo cual casi se han posicionado con cierto auge y cierta legitimidad a partir de que no han recibido ningún nivel de crítica por parte de los sectores más tradicionales de la iglesia. Otras, como la teología de la liberación, teología de la esperanza,teología de la misión integral han tenido fuerte resistencia entre el pensamiento cristiano.

Esto tiene explicaciones en nuestra historia reciente, empezando por la guerra fría que se instaló durante varias décadas del siglo pasado en todo el mundo y dividió a la humanidad en países alineados y no alineados y que se expresó en todos los ámbitos de la vida, aún en la fe. De ahí que la lucha por las libertades político económicas en algunos sectores, algunas veces, se vió asociada a una lucha de fe.

Además, concepciones más criollas que tuvieron sus propias y hasta legitimas
razones de divorcio; por ejemplo, el enfrentamiento entre la visión criolla y la liberal durante la colonia en Latinoamérica que creó una ruptura profunda entre el catolicismo latinoamericano identificado en aquel momento con el criollismo y el naciente pensamiento evangélico asumido por los liberales de aquellos días; éstos a través de los años se ha vuelto irreconciliable.

De este proceso, se ha heredado algunos temas irreconciliables, la interconfesionalidad, el compromiso o acción social, la integralidad del ser, la integralidad de la misión, entre otros. Pero,su intolerancia no se deriva de aspectos meramente bíblico teológicos, sino que hay detrás un profundo trasfondo social Personalmente, sostengo que todos los sistemas teológicos deben ser revisados con responsabilidad. Esto incluye los que nacieron con el movimiento misionero latinoamericano y los primeros misioneros norteamericanos y europeos que llegaron a establecer los primeros esfuerzos misioneros en nuestras tierras.

Por una parte, debemos reconocer que los modelos con que nació el movimiento evangélico en Latinoamérica, retomaron no solo la fe de los misioneros, sino además su cultura y su cosmovisión.

De ahí que los modelos pastorales aún están impregnados de cierto componente cultural heredado de los primeros misioneros; de ahí que la doctrina y los principios eclesiales difícilmente logran escapar a ciertos aspectos de mera costumbre como aplaudir o no en el culto, los ritmos y la vestimenta de los líderes, pastores y expositores, entre otros.

El aporte quizá más significativo de las teologías más progresistas ha sido el hecho de darle a la misión de la iglesia cristiana un rostro latinoamericano, ver a Dios no con un enfoque racial específico, sino reivindicar, si es apropiada esa forma de expresarlo, a un Dios con un fuerte compromiso con la identidad de sus pueblos y mostrarlo a partir de la biblia. Teólogos progresistas en Latinoamérica han dado valiosos aportes en la promoción de la lectura de la biblia como es el caso de los biblistas populares (BIPO). Los teólogos de la Misión Integral, tuvieron una visión bastante similar pero con un énfasis mayor hacia el pensamiento evangélico; es decir, en la tradición teológica evangélica heredada de la teología norteamericana y europea. Existen nombres muy comprometidos con lo que se ha denominado la sana doctrina pero, además, con la visión holística del evangelio, entre ellos: Emilio Antonio Nuñez, René Padilla, Harold Segura, entre otros.

De manera que debemos evaluar con seriedad, los aportes de todos estos sistemas teológicos a fin de hacer valoraciones objetivas de cada uno. Incluso de los que han hasta ahora han gozado del visto bueno de la iglesia, en su expresión más tradicional. Conviene hacer una lectura de estos sistemas teológicos a la luz de dos grandes líneas de pensamiento: 1. La Biblia, es decir, ¿existe una interpretación coherente del texto bíblico? 2. La historia, ¿Cuál ha sido el papel de estos sistemas en algunos momentos claves de nuestra historia reciente?, ¿Qué expresiones sociales han favorecido?, ¿Hacia dónde han inclinado su retórica?, entre otras reflexiones.

En este momento, existen muchos temas pendientes para la iglesia, por ejemplo, el desarrollo sostenible, la transformación social, política y económica de nuestras sociedades, la vida plena del ser humano. No olvidemos que Israel era un modelo de pueblo no solo en cuanto a los aspectos doctrinales sino además, por el proyecto político, social, económico y espiritual que estaba basado en la idea del Reino de Dios. Ese tema nos abre un amplio abanico de posibilidades.

Rey y Reino son elementos inseparables. Iglesia y Reino deben serlo. Una debe ser la expresión de la otra. Anunciamos a un Rey que nos pide que hagamos suyo el Reino que nos propone. Para los hombres y mujeres del Antiguo Testamento, la llegada del Reino y lo que se denominó El Día del Seño, fue un elemento escatológico que animó la esperanza de un pueblo en medio de grandes adversidades. En el Nuevo Testamento, y según la iglesia apostólica, ese día se cumpliría con la segunda venida de Cristo. La iglesia debe ser la imagen clara de que el Reino de Dios está presente y que, por tanto, es posible la esperanza.

Me he permitido compartir estos comentarios, convencido que bien vale la pena iniciar un proceso de reflexión sobre estos temas que bien podrían hacernos crecer en un aspecto tan sensible como el de la fe. Si nos motiva, quisiera dejar el foro abierto a reacciones.

LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO PARA PROCLAMAR EL EVANGELIO DE CRISTO.


Hechos 2: 14-42

¿Qué quiere decir esto? Era la pregunta.

Era un día similar al anterior y posiblemente sin mucho que aportar de diferencia para el próximo. Un grupo de personas reunidas esperaban impacientes algo especial, alguna señal, alguna indicación de que sus expectativas serían realizadas. De pronto, un tremendo estruendo, el viento arreció y sopló fuerte llenando la casa donde estaban y comenzó a ocurrir algo extraordinario, las personas hablaban de forma extraña y sin embargo, se comprendían unos a otros, había confusión, de pronto se juntó gran cantidad de personas, de Mesopotamia, de Frigia, de Panfilia y de otros lugares, estaban atónitos, maravillados, perplejos, la gran pregunta entre todos era la misma: ¿Qué quiere decir esto?
Algunos comenzaron a burlarse, fue entonces que Pedro se paró, esta vez, sin titubear, sin dudas, y comenzó a disertar haciendo de la escena más insólita y maravillosa. A partir de ese día la humanidad nunca sería la misma.

Es interesante notar que el evento que precede al discurso del apóstol Pedro es el advenimiento del Espíritu Santo. Es importante recordar que las manifestaciones fueron tan extraordinarias que la gente alrededor llegó a pensar que había algún nivel de embriaguez entre los creyentes reunidos.
Pedro se levanta para aclarar que no es embriaguez ocasionada por el abuso de bebidas estupefacientes, sino más bien advierte que el pueblo reunido se encuentra lleno por la presencia del Espíritu Santo. Hasta este punto cualquier intérprete del texto bíblico influido por la corriente carismática se sentiría, en definitiva, cómodo con esta lectura.

Vale la pena, sin embargo, subrayar algunos aspectos sobresalientes en el análisis de este texto.

Primeramente, debemos reconocer que solo tenemos dos alternativas frente al discurso del apóstol Pedro; inicialmente,la posibilidad de que el discurso salga desde la profundidad del corazón de un apóstol que ha convivido de primera mano con Jesús y que impactado por su ascensión y el proceso de desprendimiento obligado, da rienda suelta a su sentir a través del presente discurso, por otro lado, la posibilidad de que este discurso sea expresión de la llenura del Espíritu Santo, que vierte sus manifestaciones no solo a través de los dones sobrenaturales como las lenguas de fuego repartidas, sino en la retórica misma del apóstol.
Dicho de otro modo, el hecho mismo de la predicación de Pedro se convertía en un absoluto milagro, entre otras cosas, por su capacidad de síntesis para resumir verdades de enorme profundidad teológica en una claridad expositiva al modelo del mejor comunicador de nuestros tiempos.
Sencillamente el hecho de que Pedro predicada al modo en que lo hizo en su primera intervención pública ya era, de por si, un milagro.

Como segundo punto, la estructura del discurso del apóstol Pedro se vuelve significativa: Comienza haciendo referencia a la experiencia de los dones manifestados a través del advenimiento del Espíritu Santo, pero de inmediato, busca un asidero escritural y apela a un texto profético de Joel 2: 28-32.
Luego, sitúa la centralidad del mensaje en la personalidad de Jesucristo, su vida, su ministerio, sus enseñanzas, su pasión, su muerte, su resurrección y su ascensión. Vuelve a citar un texto, en este caso el salmo 16: 8-11 del rey David, y luego, en esa línea, el apóstol se enfila hacia provocar una profunda reflexión en su audiencia, al parecer, con especial interés en los judíos presentes a quienes exhorta a reconocer el Señorío de Cristo, señalando su responsabilidad en la crucifixión y los padecimiento de Jesús y les anima a optar con seriedad por el Reino de Dios representado en el Señorío de Jesucristo.

La frase con que cierra Pedro su discurso es enfática: este mismo Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Un tercer criterio para el análisis serían los resultados de la predicación. Los oyentes se compungieron de corazón, reaccionaron al mensaje, recibieron la palabra, incluso se bautizaron y se añadieron ese día como tres mil personas. No olvidar que era el primer discurso evangelístico del apóstol Pedro y aún de la iglesia cristiana naciente.

Me permito reflexionar sobre algunos aspectos derivados de este texto. Por ejemplo, reconociendo que este mensaje nace de la inspiración del Espíritu Santo y que complementa la actividad ministerial en el corazón del apóstol Pedro, podemos afirmar que existe a partir de él, un modelo de proclamación que tendría algunas características, por ejemplo, no existe tal dicotomía o divorcio entre una idea y otra o entre la obra del Espíritu y la proclamación de Jesús.
No son aspectos diferentes y menos separados como a veces damos a entender las iglesias, enfatizando una por sobre la otra. Mientras algunas iglesias insistimos en dar prioridad a uno por sobre otros aspectos, el discurso del apóstol Pedro nos sitúa con increíble claridad en la integralidad del evangelio; es decir, con la llenura del Espíritu y animados por la grandeza de sus obras, Dios llama nuestras atención para reconocer el centro de la actividad salvadora que sigue siendo la
persona de Jesucristo.
Los resultados también son evidentes, no solo en la sobrenaturalidad de los manifestaciones, sino además en la disposición de los que reciben al palabra, para reconocer la verdad recibida y para abrirse a la transformación.
En ese sentido, los que se añadieron fueron una cantidad significativa pero más que eso el texto cierra diciendo como estos perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

La iglesia del Señor sigue siendo retada a vivir esta experiencia. No hablo en aspectos sobrenaturales como las lenguas de fuego repartidas, que pueden o no aparecer, no estoy seguro de que manera Dios decida llamar nuestra atención; más bien entiendo que los más significativo sigue siendo y debe ser la centralidad del mensaje en el ministerio, la vida, la pasión, la muerte, la resurrección, la ascensión y el nuevo día del Señor que fue proclamado por la iglesia; ese día del Señor esperado y anhelado por el antiguo testamento ahora se cumplirá en la segunda venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, frente a lo cual somos exhortado a tomar postura ya que no podemos ser indiferentes, debemos tomar decisión y anunciarlo a toda la humanidad.

Pedro lo hizo en el poder del Espíritu Santo, el pueblo del Señor solo necesita dejarse usar por ese mismo Espíritu para anunciar la buena noticia del evangelio de Jesucristo.

Nuestra sociedad necesita de Dios


Nuestra sociedad tiene necesidad de Dios. En la actualidad existen serios síntomas de un deterioro en el tejido moral de nuestras sociedades postmodernas. La gente vive de forma muy Light, es decir, envuelta en una superficialidad que asusta. Se vive por vivir, en algunos casos, deberíamos hablar mejor de existencia. Por un lado la gente que vive por debajo de la línea de la pobreza, es obligada por las circunstancias que le rodean a pasar la existencia en la interminable lucha por sobrevivir en medio de la obtención del pan diario, pero, por si eso fuera poco, también es sometido al drama humano que representan las condiciones de inseguridad ciudadana en nuestros países. La aldea global en la que se ha convertido nuestro mundo, se complica cada vez más; en parte por esta precariedad, pero por otra parte por la crisis a la que nos han llevado los modelos de humanidad que, hasta hoy, eran propuestos por el entorno como novedosos y exitosos, pero que lo único que han logrado es que la humanidad se pierda en la búsqueda crítica de su identidad y su sentido.
Nuestra sociedad necesita reconocer que necesita de Dios. Porque es increíble que, a pesar de todo lo evidente que es el caos de valores y la crisis moral, se insiste en la política, la moda y otros aspectos como los que van a dar respuesta a la incertidumbre en que está inmerso el hombre y la mujer de hoy. El hombre y la mujer necesitan ir a las Escrituras para encontrar sentido a sus vidas a partir de consultar directamente al autor de la vida. “Yo he venido, dijo Jesús, para que tengan vida y vida en abundancia” Juan 10:10. Debemos reflexionar alrededor de esas palabras. Especialmente debemos ser desafiados por esta afirmación de Jesús para meditar en la vida en abundancia. El que recibe un salario y no se siente satisfecho, el que visita una iglesia y no encuentra paz, el que ejerce el liderazgo y no encuentra sentido a sus acciones, debe preguntarse ¿A que se refería Jesús?. La sociedad entera que ha venido en una incansable tarea por profundizar, al menos, en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio debe preguntarse ¿A que se refería Jesús con estas palabras?
La vida en abundancia se encuentra en la Palabra de Dios. No podemos encontrar sentido a nuestras propias existencias, ni al funcionamiento de una sociedad apartados de Dios. Ni la economía, ni la política, mucho menos la moral y la ética deben excluirse del ámbito del Reino de Dios. Al contrario deben ser traídas a los pies del creador. En la medida en que todas estas cosas sean vistas separadas de la cosmovisión cristiana, seguiremos sumergido en un caos.
La iglesia debe responder a la necesidad de nuestra sociedad por encontrarse con Dios. Debe prepararse para ello. Primero, superando la indiferencia, la distracción, la comodidad, el hedonismo de satisfacer nuestras necesidades personales e individuales, que son, por supuesto, válidas y legítimas; para junto al hecho de recibir la respuesta de Dios a nuestra personal transformación; contribuir a la transformación de nuestro entorno inmediato, puede ser la familia, el barrio, la comunidad para, de ahí, avanzar, paso a paso, a la transformación de nuestra sociedad. No es fácil interpretar a Jesús, por ello, debemos hacerlo a la luz de su espíritu, y sustentados en su palabra.
Este puede ser visto como un tiempo de crisis, pero también como un tiempo de oportunidad. Oportunidad para la transformación a fondo de nuestras sociedades. Para volvernos a Dios, reconociendo el fracaso de los modelos humanos; pero es la iglesia la que debe permanecer atenta, preparada para anunciar la esperanza del Reino, en medio del caos de una sociedad como la nuestra.
La pregunta es, ¿dónde estoy? Como cristiano o cristiano. ¿soy indiferente?¿Me refugio en la iglesia, o aún más en la doctrina, en la liturgia, en mi forma particular de entender la fe, bajo la excusa de que esa es la mejor manera de agradar a Dios? O Reconozco con humildad mi necesidad de crecer en fé, en conocimiento de la palabra de Dios, en Testimonio de compromiso por la transformación de la vida propia y la de nuestros semejantes con todas las implicaciones que esta afirmación representa. Dios necesita a la iglesia, solamente porque El ha decidido usarla. Somos enviados a transformar. Dejemos a un lado el liderazgo transaccional que busca a Dios única y exclusivamente en la satisfacción de sus necesidades y comprometamonos con un Dios que tiene el proyecto de transformar nuestras vidas, nuestras familias, nuestras sociedades, un Dios que nos ofrece cielos nuevos y tierra nueva, recordando que aún eso es posible si puedes creer.

UN MISMO SENTIR


Hechos 5: 1-11

Jesús en su ministerio fue continuamente cuestionado en diferentes aspectos, especialmente por los fariseos. En una ocasión, frente a la ocasión de sanar un endemoniado, los fariseos llegaron a afirmar que el poder sobre el demonio que Jesús tenía venía de parte de Beelzebú; Jesús reaccionó enseñando un principio acerca del éxito de toda organización, por pequeña o básica que esta sea, Jesús dijo: toda ciudad o toda casa dividida contra si misma no permanecerá. Mateo 12:25.
El libro de los hechos nos muestra como la iglesia apostólica evolucionó de un puñado de personas entusiasmadas por una visión pastoral, a todo un sistema organizado de creencias y a una comunidad de personas comprometidas con asumir un proyecto capaz de renovar las estructuras vigentes, incluyendo las económicas, sociales, culturales y religiosas. El capítulo 4 del libro de los hechos, en sus versículos de cierre, nos muestra esa experiencia entre los discípulos, al punto que afirmaban que tenían todo en común y que no había ningún necesitado. Bien se ha dicho que hasta que no se comprometen los bienes materiales, ningún compromiso es realmente completo. Esa comunidad naciente proponía nuevos valores, los cuales invitaban a los que conocían a sumarse, es más, el texto afirmaba que era el Señor el que añadía a la iglesia los que habían de ser salvos.
En ese contexto, el capítulo 5 del libro de los hechos abre contando la historia de dos miembros de esa comunidad que se salieron de la norma: Ananías y Safira. Estos dos personajes trataron de burlar el pacto entre la comunidad apostólica, de manera que sin tratarse de robo, hurto o cosas semejante, ni siquiera inmoralidad alguna, sencillamente, trataron de burlar la confianza de aquel pequeño grupo de fieles que trataban de vivir con base a nuevos estándares comunitarios. La historia relata que el Espíritu reveló al apóstol Pedro lo ocurrido y el resultado fue lamentable para ambos. Pero ¿de qué se trató la sanción? ¿Por qué tal drasticidad?; por supuesto sobresale la actitud omnisciente del Espíritu Santo que revela los pensamientos de las personas a Pedro; por otra parte, volviendo al marco que inicia en el capítulo 4, debemos reconocer con franqueza, la gravedad de la falta incurrida. No era posible que en medio del pacto social comunitario al que se estaban sumando una gran cantidad de personas ansiosas de una nueva experiencia de vida, donde nuevos valores, nuevas prácticas, nuevas conductas se anhelaba que fueran la variante que provocara una profunda transformación en el sistema de creencias de aquella época, y que se viera socavado con esas actitudes, que, a pesar de que podrían haberse abordado como hechos aislados que podían haberse gerenciado con menos severidad, lo cierto es que lo que estaba en juego era el compromiso con esa nueva visión, con nuevos valores y la actitud de Ananías y Safira, al haberse dejado de lado, podría haber redundado en una proliferación de hechos semejantes. El resultado fue todo lo contrario, hubo más bien una plena convicción de la calidad de servicio que Dios demandaba de sus seguidores y los frutos fueron evidentes a lo largo del ministerio desarrollado por los discipulos y las discipulas de Jesús.
Existe un concepto en el mundo corporativo que se denomina Cultura Organizacional, se refiere a la forma en que los y las miembros y miembras de una organización, sea esta empresa privada, institución, ONG e incluso iglesias asumen los valores de la misma, la manera en que se identifican con ella y el grado de pertenencia que existe entre todos y todas los y las que forman parte orgánica de la misma. Existen ejemplos de casos exitosos de organizaciones con una fuerte cultura organizacional y casos dignos de estudiar para su mejora, en distintos ámbitos.
Una familia que no logre articular a sus miembros en una lógica que le permita desarrollar un mismo sentir entre sus miembros corre el riesgo serio de ser desarticulado por las influencias externas. Un país como El Salvador, se insiste, requiere la consecución de un Pacto Social para lograr enfrentar las crisis que amenazan su estabilidad.
Aún la iglesia del Señor debe reflexionar en el nivel de impacto que alcance entre sus miembros y miembras y en la manera en que esa misma comunidad influye en el resto de la sociedad. Una comunidad dispersa, ensimismada, distraída e incluso indiferente entre si misma y hacia los demás será incapaz de dirigir ética y moralmente a una nación que urge y demanda la intervención de su vértebra espiritual, es decir, la iglesia. De nuevo, la reflexión provocada por Jesús en Mateo 12:25 cobra vigencia y esto no solo en cuanto a que sí se entrega lo ofrecido a Dios a cabalidad. El pecado de Ananías y Safira podría definirse como el tratar de alterar los valores y costumbres de una comunidad cuyo motor es el Espíritu Santo y por tanto, el sentir creado entre sus miembros y miembras depende de su compromiso absoluto con esa presencia. De manera que cualquiera que, sea por costumbre, por comodidad, por personalidad o con la clara intención de hacerlo, violenta esos valores debe ser evaluado con la seriedad del caso por el mismo Espíritu que anima a la iglesia y que la conduce a la perfección hasta el día del Señor.

Animémonos a ser fieles a Dios y a desarrollar un sentido de unidad en la fe capaz de impactar al mundo, la buena noticia del capítulo 5 es que a partir del versículo 12 en adelante y a pesar de incidentes como el señalado, el Señor siguió manifestando su gloria en prodigios y en señales pero también en unidad, en amor, en comunidad, la cual es también un milagro que opera el Espíritu de Dios y de ese modo, todo el pueblo los alababa grandemente y aumentaban gran número de hombres, como de mujeres. Ese es el impacto transformacional que podemos hacer dirigidos por el Espíritu de Dios.

Entrevista Radial sobre la Misión Integral


La Iglesia Evangélica en Centro América ¿reflexiona sobre la realidad social?,

Compartimos un audio que contiene una entrevista realizada por el Lic. Juan Carlos Cárcamo, Pastor y teólogo, a 4 Presidentes y 1 Vice-Presidente de las Alianzas Evangélicas de Centro America en la Radio Restauración, 100.5 FM de El Salvador.

Algunos de los temas que se abordan son:

Reportaje sobre la situación social en Centro América.
Respuesta de la Iglesia Evangélica a la Realidad Social
La relación de la iglesia con el Estado y otras instituciones políticas.

VIDA EN ABUNDANCIA


Juan 10: 7- 18

Hoy en día, la lógica del evangelio de Juan es significativa para entender el mensaje de Jesús para la iglesia. Primero, porque en los capítulos 14, 15, 16 y 17 los cuales constituyen el último discurso de Jesús a sus discípulos, es en donde les expone el ministerio que El espera que ellos realizarían. Segundo, porque si bien, según el evangelio de Mateo, el sermón del monte, propone una relectura de la ley judía, Juan nos presenta un resumen de toda la propuesta de Dios para la humanidad.
El evangelio de Juan tiene su punto más enfático en la declaratoria de Jesús en Juan 10:10 “Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia”, especialmente para la iglesia, porque esta declaratoria representa un guía acerca de cuál es la propuesta del Reino de Dios para las vidas de los hombres y mujeres. Con base a ello, quisiera sugerir algunos indicadores concretos de cómo debe expresarse esa vida abundante en la cotidianeidad de la humanidad, los cuales deberían conformar un modelo de pastoral: el modelo de ministerio holístico.

Ministerio Holístico
Con base a Juan 10:10

a. Vida con Sabiduría y Salud Mental
- Desarrollo de una espiritualidad comprometida y holística
- Formación integral para la vida, sensible al ciclo de vida y con respeto a la identidad cultural incluyendo: 1. Lectura, interpretación y aplicación de texto escritos apropiados para la edad/lógica matemática, 2. Promoción de derechos con énfasis en los derechos de la niñez y la mujer, 3. Mentalidad orientada hacia el emprendimiento social y económico, 4.Capacidad cognitiva y actitudinal para la Prevención del VIH y Salud Reproductiva y otras enfermedades de transmisión sexual, y por lo tanto, prevenibles por medio de los valores.

b. Vida Física
-Promoción de la buena salud y cuidar de ella, con énfasis en la infancia.
-Promoción de la buena nutrición, más allá de la estética postmoderna
-Promoción de Ambientes saludables, seguros y amigables
-Capacidades de familias para manejo de riesgos: físicos, psico-sociales ecológicos, prevalentes según contexto y de forma coordinada
- Familias generando de forma sostenible sus medios de supervivencia y desarrollo
Vida Espiritual

c. Vida en comunidad
- Liderazgo de servicio de los creyentes para la promoción de la transformación local con contribución a la transformación nacional
- Participación ciudadana en diferentes temas de interés comunitario
- La Construcción de paz y manejo de conflictos
- El enlace con Donantes e inversionistas sociales conscientes y vinculados con el desarrollo integral de la familia
-Desarrollo de medios de vida sostenibles
- Promoción de familias, que respetan, protegen y se movilizan en favor de los Niños, Niñas, Adolescentes y Jóvenes.

Este proyecto debería constituirse en una plataforma de transformación de la realidad por medio de la iglesia cristiana y los principales medios de verificación de nuestro crecimiento cristiano integral

Lic. Juan Carlos Cárcamo, Th.

Este no es tu Reino, Señor,


Mateo 16: 1–4

¡El mundo se ha vuelto loco¡ es la expresión inmediata que viene a nuestras mentes al escuchar algunas noticias a nuestro alrededor. Deberíamos afirmar, en nuestros días, que el mundo ha perdido definitivamente el juicio. La noticia impactante de dos hombres que abusan de tres pequeños niños, siendo uno el padre y el otro el abuelo de los mismos, ha golpeado esta semana la opinión pública del país.

Más allá de nuestro continente, un muchacho se ha declarado la encarnación de Buda; aunque eso no es lo más extraordinario, (personalmente, creo que no tiene nada de espectacular), sino los miles de seguidores que son movidos alrededor de esta noticia, más de 10,000 hasta ahora. En un hermano país centroamericano el sistema democrático se ve cuestionado debido a señalamientos de falta de trasparencia en relación con las elecciones. Por otro lado, la selección de El Salvador ha clasificado, aunque con serias dudas de su desempeño, amenazada en convertirse en el patito feo de la hexagonal.

En fin, todo gravita en una atmósfera densa que es sazonada por la gelidez de los frentes fríos que han abrazado nuestro país y que han provocado temperaturas, en algunos lugares del país, inferiores a los 4 grados centígrados.

¿Qué pasa a nuestro alrededor?, ¿Cómo deben interpretarse estas señales?, Cuando el tejido ético y moral de nuestra civilización se ha venido deteriorando de forma impresionante y casi no queda nada para mantener cohesionada una raza que se ve amenazada por el colapso económico, político, ético-moral, ¿Cómo debemos leer estas señales de nuestro tiempos?. ¿A qué vamos a recurrir para enfrentarlos? ¿A la indiferencia? ¿Al olvido? ¿Al caos, en todas sus manifestaciones? ¿Cómo encontrar esperanza en estos tiempos malos?

En el texto que les invito a reflexionar esta semana y que se encuentra en el evangelio de Mateo 16: 1-4 encontramos a dos grupos, como podría haber en nuestra época: Los fariseos y los saduceos.
Podemos afirmar que entre los antiguos, la interpretación de los tiempos era parte de su forma de entender la vida. En algunas civilizaciones recurrieron a la consulta de oráculos. Keener, nos explica… estos discrepaban en la mayor parte de asuntos. Por ejemplo, los fariseos tenían gran apoyo popular, mientras que los saduceos tenían poder político. Juntos, podían formar un equipo peligroso. Al escribir probablemente después del año 70 d. C. Mateo a menudo vincula entre sí a los diversos líderes, aunque en su tiempo los fariseos estaban ganando la exclusiva preponderancia en la política religiosa de Palestina.

El tema de estudio surge a partir de que le es pedida una señal a Jesús, citando a Keener podemos decir que, los astrólogos usaban señales en los cielos para predecir la caída de emperadores y los rabinos también trataban de interpretar las señales. Escritores judíos tales como Josefo creían que había portentos en los cielos cuando iban a ocurrir desastres. Algunos profetas como Elías, habían producido concretamente señales del cielo, (invocó fuego del cielo como en 1 Reyes 18:38, pero la mayoría de las señales proféticas no eran tan espectaculares). Quizá los opositores de Jesús estuvieran buscando una señal que validara su condición de profeta, algunos rabinos creían que los profetas podían aún dejar de lado, de manera temporal algunos mandamientos temporales de la “ley” con tal que estuviesen confirmados por señales, o quizá meramente buscaban que El hiciera alguna predicción. El “cielo” era un título judío para Dios, de modo que ellos podían simplemente haber querido decir una señal de “Dios”

Tanto el Antiguo Testamento, como el nuevo Testamento apelan continuamente a estas señales. Al menos 125 veces, en el primero y tenían diferentes funciones, así como eran diferentes las expresiones. Lo cierto es que en medio de ese marco es que Jesús recurre, como tantas veces, a una expresión muy coloquial para enseñar las profundas verdades del evangelio. Podíamos afirmar que Jesús apela a la lectura de la realidad, a permanecer atentos a lo que ocurre frente a nuestros ojos y que, a pesar de ser evidente, continuamente nos negamos a aceptar. Era la actitud de la audiencia de Jesús y probablemente siga siendo la actitud de mucha de la audiencia de estos tiempos.

Harold Segura lo explica del modo siguiente: Jesús dirigió su ministerio por dos compromisos principales: el reino de Dios y la voluntad del Padre. Para él, el discernimiento lo llevó a descubrir la voluntad del Padre para hacer realidad el Reino. Eso mismo les enseñó a sus discípulos: El les indicó que la voluntad del Padre siempre está primero que nuestros caprichos pasajeros (Mateo 6.32-33). Les enseñó decenas de parábolas para acercarlos más al misterio del reino de Dios y animarlos a vivir en obediencia radical a esa nueva realidad.

Para estar sujetos al Padre y ser fieles al Reino necesitamos —enseñó Jesús— aprender a discernir lo que está pasando alrededor de nosotros. La historia nos da señales claras que debemos aprender a interpretar; señales de la obra que Dios está llevando a cabo o que quiere realizar dentro de su plan de redención integral (Shalom). A eso se refería Jesús cuando habló de interpretar «las señales de los tiempos».

Hoy en día es común pedir señales, evidencias, en algunos casos, garantías, eso nos da confianza, o nos advierte en relación con la toma de decisiones. Pero vivimos, más que nunca, en un mundo cambiante, inestable, inseguro, sometidos a toda clase de incertidumbre: precios de combustible, economías fluctuantes, la caída del índice Dow Jones sigue siendo el dolor de cabeza de los sistemas bursátiles, entre otras cosas, nos recuerdan que cada vez tenemos menos zonas de seguridad. A nivel doméstico, es desalentador saber que aún los hogares no son espacios de refugio para muchos niños y niñas y que quienes debemos asumir el rol de cuidadores, es decir, los padres y madres de familias, nos convertimos en victimarios como es este triste caso mencionado al inicio de esta reflexión.

En la iglesia, se pide señal a Dios de su presencia, en algunos casos se identifica la presencia de Dios por medio de cierto tipo de señales, litúrgicas, en su mayor parte, pero lo cierto es que la presencia del Reino de Dios se vuelve urgente en nuestro contexto. Ese es un desafío para la humanidad, no es un desafío exclusivo de cristianos y cristianas, es de toda la humanidad, porque la realidad golpea a todos y todas por igual, con su desaliento y con su angustia cotidiana.

Pero es necesario reaccionar frente a las señales de nuestro tiempo, debemos ser descongelados de nuestra zona de comodidad y confrontados por un mundo en deterioro. ¿Qué más debe ocurrir para que reaccionemos? ¿Qué otras señales hemos de demandar? ¿De qué manera vamos a reconocer que mientras nuestra sociedad continúe su proceso de deterioro social, ético y moral, lo económico seguirá siendo apenas un asunto de discusiones diplomáticas? La realidad nos invita a reconocer la necesidad de Dios. La iglesia como institución, seguramente tiene muchos temas que aún debe abordar con mucha seriedad para ser un agente de cambio en nuestra civilización, pero debemos reconocer que la labor de la iglesia nos ha permitido mantener un marco de referencia que modela la transformación de la realidad, desde el ámbito personal, pasando por el familiar, hasta alcanzar a nuestras comunidades y al país completo. Es tiempo de empezar esa transformación, dejándonos transformar por Dios. Es un asunto urgente; por nuestras vidas y, especialmente, por la de nuestros hijos e hijas.

Como nos explica el teólogo Harold Segura: Comprender el papel del discernimiento espiritual en el análisis del panorama cultural, social y político de nuestros países y comunidades. Pensar en lo que significa «leer los signos de los tiempos» desde la perspectiva de Jesús. Renovar nuestro compromiso con el Señor y con la interpretación de la historia en una perspectiva cristiana de salvación integral.

Un himnólogo latinoamericano, llamado Federico Pagura, escribió la letra de Himno titulado: “Hemos cubierto la tierra”, en su primera estrofa afirma a manera de confesión:

Hemos cubierto la tierra de sombras y de dolor
Pueblos enteros que gimen en muda desolación
Niños que mueren de niños, pobres que no ven el sol
Mujeres vendiendo su cuerpo en su desesperación

Estas afirmaciones podrían inquietar la mente piadosa de cualquiera que desee absorberse de la realidad y refugiarse en una experiencia intimista que le permita cerrar los ojos a lo que pasa a su alrededor, hasta que esta realidad le alcance. Ese es el recordatorio que nos deja la última crisis financiera mundial: el llamado de atención a reconocer que nadie es invulnerable, que nadie está exento de la incertidumbre, empresas amenazadas con bajas sustanciales en su producción, instituciones financieras bajo el fantasma de la iliquidez, entre otros síntomas. Pero el himnólogo, al mismo tiempo que confiesa estas verdades evidentes, reafirma su confianza en Dios y apela en el himno, por medio del coro:

Tu voluntad se haga presto, Señor
Venga a nosotros Tu reino de amor

Al mismo tiempo que en otra estrofa escribe, casi diciendo en voz alta: Este no es Tu Reino, Señor. Debemos sumarnos a esa afirmación. Frente a la realidad actual, debemos reaccionar diciendo a Dios, el creador: Este no es tu Reino, Señor, y de inmediato poner nuestros ojos en el otro Reino, el que sí es de Dios y está reflejado en las Escrituras.

Le invito a sumarse a esa transformación. Lea su Biblia, busque formar parte de una congregación donde pueda profundizar en los valores cristianos, pero, y por favor, no espere encontrar comunidades perfectas, le animo a aceptar formar parte de comunidades en transformación y usted mismo o usted misma, ser transformado en ese proceso. Hay que entender con valor, que ya no es posible ignorar lo que ocurre alrededor nuestro. Los adultos y adultas debemos, con mayor responsabilidad asumir el reto de modelar vidas transformadas para, desde esa experiencia, educar una nueva generación, que supere las heridas del desencanto, la delincuencia, el caos, político y social.

Si está interesado o interesada en esta visión y quiere ser ayudado en como apropiarse de ella para usted y su familia, estamos para servirle,

Su servidor en Cristo.

Lic. Juan Carlos Cárcamo
Teólogo,
Pastor de la Iglesia Bautista El Buen Pastor,
Conductor del Programa Hombres Diez
en 100.5 FM, Restauración
y Coordinador Nacional de Compromiso Cristiano y Relaciones Eclesiales
de World Vision en El Salvador

DISCIPULADO Y EL REINO DE DIOS


Lucas 1: 14. (Domingo 9 de Julio de 2006)

Una vez más en El Salvador, se realiza un deslave donde pierden la vida 2 personas, esto en el Departamento de La Paz. Sobrevienen las preguntas acerca de cómo es abordado el tema de la gestión de riesgo en El Salvador.

La iglesia, por su parte, sigue avanzando, hablando sobre discipulado lo que me provoca algunas reacciones en cuanto a lo que significa ser un discípulo de Jesús en una realidad como la nuestra.

¿Cómo entiende Jesús las problemáticas humanas? ¿Cómo puedo tratar de hacer la voluntad de Dios en medio de un mundo como este? ¿Tiene sentido apartarse de la brújula del mundo actual para enrumbarse hacia una ética diferente inspirada en los valores del Reino de Dios? ¿Acaso no es algo demasiado riesgoso? Y finalmente la pregunta palpitante: ¿Estoy realmente interesado en ser parte de un proyecto de discípulos y discípulas de Jesús?

El texto de Marcos 1: 14-15 nos ofrece algunas señales que pueden orientar nuestra reflexión.

Juan, por ejemplo, es encarcelado por ser diferente del mundo en el cual vivía y por anunciar la llegada de un reino distinto al vigente. Es en ese marco en que aparece Jesús, como bien lo indica el Escritor bíblico, predicando el evangelio del Reino de Dios. Aquí nace la primera reflexión de interés para un discípulo de Cristo: Jesús, ni se predica a si mismo, ni predica algún otro mensaje que no tenga que ver con el Reino de Dios. Se debe subrayar que en el texto bíblico la expresión Reino de Dios es una de las más abundantes incluso en el nuevo testamento, por sobre otra terminología subsidiaria.

Era complicado pararse en una situación como la que se vivía en la época de Jesús, especialmente a anunciar un Reino. El Reino vigente era Roma, aún Palestina estaba regida por el imperio, anunciar otro Reino era casi una sublevación. Por supuesto que, dado los antecedentes de la cultura judía, los romanos comprendían que ese Reino anunciado tenía una dimensión espiritual y/o religioso, por lo menos así era percibido y que por lo mismo no tenía las más mínimas implicaciones prácticas que pusieran en peligro el dominio romano con lo cual podían estar tranquilos permitiendoles a un grupo de religiosos anunciar su Reinito. Por supuesto, amplios sectores de los judíos tenían otra forma de asumir ese mensaje, algunos, posteriormente, esperarían de Jesús, el libertador.

Luego, un Reino cuya propiedad era atribuida a Dios era otra connotación significativa, debido a que a través de todas las culturas y especialmente entre los judíos, el valor de la deidad representaba un elemento fundamental, no solo para su fe, sino además para su conformación y funcionamiento como estado, podría decirse que aún a la fecha.
Jesús es el vocero del Reino de Dios y llama a un grupo de personas, mas adelante en este texto se señala a algunos como los hijos de Zebedeo, para formar parte de ese Reino. Podríamos afirmar que es una de las primeras acciones de reclutamiento de fe que se registra en los evangelios.

Entonces, el anuncio de Jesús es el Reino, con claridad, sin ambages, el discípulo suyo en aquel momento había de profundizar en las implicaciones que representaba ese Reino. Jesús emplearía gran parte de su enseñanza a clarificar la dimensión que tenía ese mensaje, el anuncio del Reino; el sermón del monte y muchas otras parábolas servirían para que Jesús, con fino detalle, expusiera ese mensaje de forma amplia.
Entonces, en la actualidad, cualquier esquema de discipulado y cualquier aspirante a seguidor de Jesús debería poner atención en ese mensaje del Reino de Dios presentado por Jesús y su base de fe debería estar en gran medida orientada desde ese enfoque.

Ahí podría estar la clave para entender como funciona el plan de Dios expresado y modelo por Cristo. Su vida es un reflejo de la presencia de ese Reino, los valores fueron modelados de forma metódica por El a sus discípulos y a los que compartieron con El. El énfasis de todo proceso de discipulado, entonces, tendrá mayor sentido si encuentra en el Reino de Dios, propuesto por Jesús, un sólido respaldo y se distancia de procesos de adoctrinamiento que se detienen en los ramajes sin alcanzar a abordar la realidad del discipulado desde la raiz del mensaje de Cristo Jesús.

Que en otras culturas cuando hablan de discipulado su interés se oriente en áreas como la doctrina, la apologética, incluso en la escatología, es casi normal; sus problemáticas son diferentes a las nuestras. En nuestra realidad, en la cual la violencia ha rebasado las 12 muertes al día en los últimos meses, un modelo de discipulado debe responder hacia algunos énfasis propios del entorno que nos rodea.

De ahí que algunos énfasis de un enfoque o modelo de discipulado en nuestra sociedad actualmente podrían ser:

Cuidado mutuo
Cultura de paz
Transformación de Conflictos
Enriquecimiento Familiar
Entre otros.

Esto, a la luz de los últimos acontecimientos en nuestro país nos provoca reflexiones.
De ahí la responsabilidad del ciudadano Presidente y de los ciudadanos diputados quienes deben asumir una postura de liderazgo responsable en nuestra nación, siendo voceros de reconciliación antes que militantes de sus propias banderas ideológicas. Lo que está en juego es la sangre, es la vida de personas, de familias que son abruptamente cortadas, es la vida abundante de la que Jesús nos enseñó la que se pone en riesgo.

Al ser meticulosos en el análisis de responsabilidades nos damos cuenta que todos somos responsables, el que habla, el que calla, el que hace, el que deja hacer, el que crea las condiciones a manera de caldo de cultivo para estas problemáticas y, por supuesto, la iglesia.

Las iglesias no podemos caer en esa trampa, el costo de la vida sigue su alza, los servicios básicos cada vez cuestan más, la dolarización no termina de resolver el problema económico, seguimos dependiendo, aun sin saberlo, del éxodo diario de compatriotas hacia el exterior, ¿de que nos enorgullecemos como país? ¿De los enormes centros comerciales a donde van a parar las remesas en un irremediable círculo de consumo que frena el desarrollo de muchas familias? Por otra parte hay que hacer una clara denuncia de los medios de comunicación en nuestro país que violan las normas básicas de información, haciendo uso de visiones parciales de la realidad, sorprendiendo con información a medias a la población.

Debemos orar para que Dios nos permita discernir que no todo lo que se nos presenta es la verdad y muchas veces se abusa de la verdad.

Y sin embargo, nuestro anuncio, como hijos e hijas de Dios, discipulos y discipulas de Jesús va más allá de las arengas, anunciamos un reino que se construye día a día por medio de la vivencia de cada uno y cada una, cuando, inspirados por el Espíritu Santo, decidimos ofrecer la vida como Cristo lo hizo en actitud de amor y compasión los unos por los otros.
Conviene estar claros de que el mundo se transforma con el esfuerzo diligente y a la vez valiente de hombres y mujeres que deciden caminar inspirados en el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo y por la presencia del Santo Espíritu. Pensemos, por ejemplo, en brigadas o grupos o comités o redes comunitarias de discipulado que se juntan para aprender de la palabra de Dios y a la vez de leer el texto bíblico, orar, compartir la liturgia se organizan para el autocuidado mutuo, la atención a la niñez, adolescencia y juventud, la prevención de la violencia, juvenil e intrafamiliar, para la implementación de iniciativas productivas, de comercialización, para ayudar al que lo necesita: eso es ser una comunidad de discipulos y discipulas que modela el reino de Dios, abandona el individualismo, incluso en el plano de la fe, ese ejercicio de Dios y yo y hasta ahí, para reconocer al Dios que se mueve entre su pueblo como comunidad de fe. Es dificil porque hemos, y seguimos, siendo formados en una mentalidad altamente individualista, incluso hasta egoísta, que nos sume en prácticas de intolerancia religiosa, de exclusivismo, algunos, incluso, están convencidos que solo en su iglesia se hacen milagros y lo enseñan a la luz de las Escrituras, claramente manipuladas por la doctrina.

Entonces el discipulado implica una lucha. Lucha contra nosotros mismos y nuestros hábitos, costumbres, visión de la vida y la propuesta del evangelio. De ahí el papel fundamental de la palabra de Dios. Que hay visiones proféticas, que hay manifestaciones supranaturales, pero la reflexión debiera ser: ¿qué dice el texto bíblico?, no debiera haber contradicción entre estos, ya que no existe otro evangelio, y la palabra es clara al enviarnos a predicar el evangelio de Jesús: El Reino de Dios.

En la familia, asumiendo un modelaje diligente, que no siempre es fácil, pero no podemos renunciar al llamado. Reconociendo el enorme valor que representa un núcleo fundamental de personas unidas por vínculos elementales de afecto, de dependencia mutua; dicho de otra manera, ese es el espacio donde podemos desarrollarnos mejor. Entonces, a la vez que somos padres y proveemos del sustento, techo, vestido, debe haber un profundo interés por transmitir un sólido sistema de valores y creencias, y la mejor manera de transmitirlo es modelarlo.

Pero también implica una lucha contra los antivalores de este mundo, que no solo se mueven en el plano de la moral; no solo se trata de asumir una pose moral contra el homosexualismo, contra el aborto entre otras banderas morales, sino, además debemos reaccionar con claridad ética frente a aquellos que nos distraen del Reino haciendonos creer que las luces, que el glamour, que las poses son las señales de Dios, El es muy claro en su palabra, Hacer justicia, misericordia y ser humilde ante El son señales claras de su presencia.

CRISTO TE NECESITA PAR QUE SEAS DISCIPULO Y DISCIPULES A OTRO.
El llamado es ahora… ¿Estás dispuesto?

Que la fe no sea solo un paleativo para irla pasando; como el mundial, como los talkshows, como la novela; un dulcito para entretenerse entre discusiones acerca de si las mujeres deben o no usar pantalón, si la salvación se pierde o no, entre otras polémicas. Que la fe cristiana sea la mejor base de creencias para transformar, nuestras vidas, nuestras familias, nuestras ciudades sobre la base de los valores del Reino de Dios cuyo máximo ejemplo descansa en nuestro Señor y salvador Jesucristo.

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